sábado, 5 de enero de 2013

Sobre "Espartaco" de Stanley Kubrick

  ¿Cómo va? Podrá apreciar que esto va tomando forma. Ahí entró el fondo de pantalla que sintetiza un poco la idea de este espacio. Un diario, una bitácora de opiniones mías sobre diversos temas. Además me encanta metaforizar la vida en términos de navegación o cosas por el estilo.

  Si bien el espíritu de este post contradice un poco el título del blog, "lo que me gusta" en este caso sería el cine. Este posteo vendría a inaugurar una sección que se llamará "El banquito de las diatribas", invención de un contacto mío en tuiter a propósito de otro contacto en la misma red que estaba despotricando contra ya no me acuerdo qué. "El banquito de las diatribas" va a ser la etiqueta de ahora en más para posts como este destinados a criticar negativamente algo.


  Sí, leyeron bien. Voy a criticar negativamente "Espartaco" de Stanley Kubrick. No, no es que me las quierda dar de iconoclasta o algo así (bueno, quizás un cachito). De hecho vi "La naranja mecánica" y me gustó mucho (aunque no entra en mi Olimpo de películas favoritas), y me gustaría ver alguna vez "2001: etcétera...", "Doctor Insólito", y ver completa "Nacido para matar". Quizás precisamente es por eso que esta película me disgustó tanto. Esperaba que el tipo que adaptó tan bien "La naranja...", que se burló tan bien del clima de psicosis de la Guerra Fría (espero no estar mandando fruta, pero creo que de eso se trata entre otras cosas "Doctor Insólito"), y que hizo otra de las grandes películas sobre la Guerra de Vietnam, hubiese hecho algo mejor sobre Roma de lo que se hacía en la época de la película a la que me referiré en estas líneas.

  ¿Y qué se hacía en esa época?, preguntarán ustedes que están leyendo. Bodrios como "El manto sagrado", "Rey de reyes", "Quo vadis?", "Ben Hur" o "Cleopatra". Las cuatro primeras tratan sobre la época de Jesús o de sus primeros seguidores, mientras que la última trata (como podrá haber sospechado el lector sagaz) sobre la vida de la última reina del Egipto tolemaico, famosa por haber sido amante de Julio César y de Marco Antonio, además de por la belleza de su nariz. Todas estas películas, que fueron muy impresinantes como superproducciones en su época (no voy a ser tan injusto de achacarles que tengan malos efectos especiales desde la perspectiva de nuestro presente), tienen en común que o se trata de soporíferas reconstrucciones del Nuevo Testamento con algo de ficción (las cuatro primeras) o un drama histórico plagado de valores del presente aplicados al pasado (caso "Cleopatra" y de la mayoría de las películas de la época de las guerras civiles romanas).

  En estas películas siempre se contrapondrá la bondad de los cristianos, de Jesús, de los judíos oprimidos por Roma, contra la corrupción y la maldad alla villano de telenovela que es malo porque sí, de los emperadores, particularmente de Juan Domingo PNerón, o bien se contrapondrá la pureza y la bondad de los romanos republicanos contra aquellos malvados romanos que quieren acumular poder de puro tiranos (gracias Jauretche) que son. Ambos combos me huelen sospechosamente a propaganda política yanqui. El uno tiene toda la pinta de ser algún tipo de defensa del Estado de Israel, mientras que lo segundo es una especie de defensa intemporal del "sistema demócratico" contra "aquellos que no lo son". Oh sorpresa, ese "aquellos" siempre se define por los enemigos políticos de Estados Unidos.

Espartaco
  Pues bien, al sentarme a mirar "Espartaco" mi idea era "Esto lo dirige uno de los directores más interesantes del cine estadounidense. Tiene que se algo más interesante que la típica película sobre Roma de los '50 y '60."... Gran error.

  La primera pista de que la mano venía contraria a mis expectativas me la dio el narrador en la primerísima escena de la película. Como Espartaco vivió antes de Cristo y por ende en la película no puede haber cristianos que sean los héroes inmaculados, el narrador se ocupa de recordarnos que en la época en que transcurre el relato no había nacido Jesús y por eso la gente era mala y tenía esclavos. (Inserte aquí la mirada escéptica mía que usted conoce pero que no puedo expresar mediante la escritura.) Con esa advertencia a cuestas nos metemos en una trama donde abunda el sentimentalismo hollywoodense y la épica brilla por su ausencia. Sí, de nuevo leyeron bien. Que una película titulada como épica contenga alguna pelea de gladiadores y una batalla que dura menos de cinco minutos me parece una estafa. Y ojo, no es que yo prentediese que el filme fuera una batalla atrás de otra, pero si encima de que me vas a llenar de personajes unidimensionales y vas a ser poco riguroso históricamente, al menos entreteneme. (Lograr un buen nivel de entretenimiento es el mérito que al menos tiene "Gladiador", que si bien pone la historia en los mismos términos que critico, por lo menos nos da una buena batalla y buenas escenas de acción, pero supongo que eso lo hace gracias a los recursos técnicos con los que cuenta.)

  Alguien me preguntó un tanto irónicamente si la película no me había gustado por el hecho de que los buenos no ganan. En absoluto. Por si no lo saben, la rebelión de Espartaco fue derrotada y cientos de esclavos fueron crucificados a lo largo de importantes rutas italianas, cosa que la película describe. El vencedor de Espartaco fue el cónsul Publio Licinio Craso, que también aparece en la película. Yo sabía todo esto y no es que agarré la película esperando alguna clase de final feliz. Lo que sí me molestó son los términos en los que la película plantea la historia.

  Según la película Craso es un aristócrata conservador que odia la democracia y que aprovechando la revuelta de los esclavos se hace nombrar Dictador para gobernar la República Romana que, pobrecita, por este acto de maldad deja de ser democrática.

  Vamos por partes como dijo Jack el Destripador:
Craso
  1. La República Romana no era más democrática de lo que podía ser cualquier república (entiéndase estado no gobernado como monarquía) en los tiempos en los que la esclavitud era la base de la sociedad.
  2. En los tiempos de Espartaco y Craso (unos setenta años antes de Cristo) la República Romana en particular era la república gobernada por la aristocracia terrateniente que políticamente se expresaba a través del Senado y era particularmente temerosa de la acumulación de poder en una sola persona (salvo cuando no quedaba otra opción, como en los tiempos de Lucio Cornelio Sila).
  3. Craso en particular no era ni el más ni el menos conservador de los romanos. En realidad era básicamente un ambicioso, pero no de poder absoluto sino de riqueza. En tiempos de Sila (el político oligárquico romano por antonomasia) apoyó al bando senatorial para forrarse los bolsillos. Posteriormente no tuvo inconvenientes en unirse a Pompeyo y a César para formar el Triunvirato, es decir una amenaza al poder del Senado.Su papel en la represión a la revuelta de Espartaco fue el que hubiera cumplido cualquier romano libre de su tiempo porque, insisto, la esclavitud era la base de la sociedad y a nadie se le ocurría que ello debiera cambiar.
  4. No es cierto que la alternativa "democracia/república-dictadura/imperio" tuviera el sentido que nosotros le daríamos en siglo XXI y que pretendían darle en estas películas. Ninguno de los dos sistemas era "demócratico" en el sentido de participación de las masas en el manejo de la cosa pública. Pero el Imperio se adaptaba mejor a las condiciones socioeconómicas de la Roma del siglo I a.C., y fueron los sectores más conservadores los derrotados en las guerras civiles.

  En resumen, don Stanley Kubrick, cuyo legado artístico he visto en parte, respeto y deseo conocer más, no hizo en esta película nada que no se hubiera hecho antes en el género o que se haya hecho después. Si el director hubiera sido cualquier otro esta película me sería indiferente (posiblemente ni me hubiera molestado en verla). Pero por ser de Kubrick me pongo más exigente y digo cada vez que puedo que "Espartaco" es una porquería y una de las peores películas que vi en mi vida.

P.D: como me gusta usar el giro "por antonomasia".

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